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martes, 4 de septiembre de 2007

Llegamos, vimos y vencimos

Crónica de un día tortuoso y a la vez maravilloso:


25 horas nos ha llevado salir de casa y llegar hasta esta habitación de hotel en Chongqing.
Ha sido un viaje eteeeeeeerno, comiendo mal y durmiendo poco y menos. Lo mejor, que Carlos se ha portado fenomenal (le debo un regalito al que inventó la game boy o como se llame ese trasto). Lo peor, que en la escala en París no hemos tenido tiempo para nada, un poco más y perdemos el avión a Pekín...

En Pekín nos esperaba nuestro guía, un chinito jovencísimo al que llamamos Nicolás y que habla un español bastante bueno, aprendido en Argentina y también en la Universidad. Nos ha solucionado todos los problemas que han ido surgiendo demostrando que la paciencia de los chinos no es un cuento, sino una cualidad más que extendida. Ha volado con nosotros y la otra pareja de Burgos, Félix y Elba, hasta Chongqing y se aloja en nuestro mismo hotel, así que estamos encantados.

Además, en esta ciudad contamos también con los servicios de otro guía local, que conoce a fondo la zona, pero que de español tiene menos idea que yo de chino, así que Nicolás nos hace de traductor con él. Su nombre es Tchang, o algo parecido.








La ciudad no nos ha gustado especialmente, aunque seguro que tiene rincones preciosos que aún no hemos podido ver. La primera impresión es que el enclave es único y especial, entre montañas, abrazada por dos grandes ríos y con una vegetación exuberante, pero abundan los rascacielos, de los cuales, el mastodóntico hotel en el que nos alojamos es tan sólo una muestra. Desde el ventanal de nuestra habitación sólo veo esos gigantes de más de treinta pisos, y una niebla densa, suponemos que debido a la bruma que se eleva desde los ríos y a la polución, a partes iguales.

El día no ha sido demasiado caluroso, aunque está claro que aquí no es frío lo que vamos a pasar... La humedad es muy alta, sobre el 80 o 90%, y algunos días se superan los 40 grados, según el guía local.

La primera gran sorpresa que nos ha deparado este viaje, es que estando previsto que nos entregaran a las niñas mañana, día 5, cuando íbamos camino del hotel, ya nos han dicho que hoy mismos estaríamos con ellas. Hemos volado a la habitación, con la idea de que si bien ya no íbamos a poder descansar antes del gran acontecimiento, al menos darnos una ducha y estar un poco presentables.

Bueno, ese momento en que me encontraba con mi hija, que tantas veces soñé, recreando en mi imaginación de mil formas posibles, ha sido absolutamente caótico, tanto que ni siquiera puedo mostrar una foto, porque ha sido imposible hacer ninguna.

Imaginaos la situación. Nuestra habitación absolutamente desordenada, con todas las maletas abiertas encima de las camas, ropas ya extendidas por doquier buscando acomodo, Paco y Carlos aún sin ducharse, yo recién salida de la ducha pero sin vestirme aún... vamos, un cuadro. Y en esto, llaman a la puerta de la habitación, y abro pensando que serían nuestros compañeros, que están en la habitación contigua para pedirnos alguna cosa, y me encuentro con Nicolás, el guía, tres señoras, dos de ellas con sendas niñas en los brazos, y un señor al que no identifico y que después averiguamos que es el director del orfanato.

Me quedé de piedra al ver a Marina... y casi no podía hablar. Les hice pasar a aquella "leonera" que era nuestra habitación, y todo ocurrió en menos de cinco minutos. En ese tiempo, estábamos en la habitación todos los que he nombrado, más la pareja de Burgos, una camarera del hotel y otros dos empleados, que llegaron en ese mismo momento a montar la cuna. ¿Recordáis el camarote de los hermanos Marx?, pues algo parecido... La mujer que tenía a Marina en brazos, diciéndole sin parar "ma-ma, ma-ma" mientras me señalaba; la niña gimoteando abrazada a la cuidadora, pero sin decidirse a llorar, Paco firmando papeles en chino sobre una maleta, la camarera del hotel y los otros empleados con la cuna en alto buscando la manera de llegar al fondo de la habitación sortenado obstáculos; Félix llorando mientras miraba a su niña; el guía queriendo atender a todos y sin acertar a traducir ni en un sentido ni en otro; Carlos gritando, "es la hermanita, es la hermanita"; y yo sentada en una cama sin saber si reir o llorar cuando al fin me pusieron a Marina en brazos.

Y cinco minutos después, tal y como vinieron, se marcharon todos, hasta los de la cuna, y eso que no habíamos tenido tiempo ni de darles una propina.

No he podido hablar con el director, ni con la cuidadora, ni he podido preguntarle cosas que me interesaba saber de la niña. En unos pocos segundos, acerté a entregarles unos pequeños detalles que les habíamos llevado, y ellos me devolvieron la cámara de fotos que en su día les hicimos llegar al orfanato y un paquete de leche en polvo y otro de algo que creo que son cereales.

Y eso fue todo...

Pero lo mejor ya había pasado, nuestra niña estaba con nosotros.







Hay más que contar, pero ahora ya se me cierran los ojos, así que, me voy a descansar y ya seguiremos mañana...




9 comentarios:

Anónimo dijo...

voy a ser la primera ¡qué requetebonita es!. En la foto parece buena espero que me vayais contando que tal se porta. Un millón de besos a todos y sobre todo a Carlos y Marina. Estoy muy contenta.

Anónimo dijo...

Ah soy anamaría

Anónimo dijo...

Soy Víctor, del insti. Que bonito todo. Cosas así nos sacan de la rutina. Gracias por compartirlo. Un beso a los cuatro.

Anónimo dijo...

Bueno, ahora le toca al marido de la anónima. Qué experiencia! Seguro que no lo olvidaréis (el papeleo,la larga espera, la primera foto,el viaje,el camarote de los hermanos Marx...) y ahora estaréis con ríos de babas mirando a Marina, dándole de comer, jugando con ella, y rodeados de gente que habla muy "lalo". Exprimid estos momentos al máximo porque son únicos en la vida. FELICIDADES. Seguimos en contacto. Besos y abrazos.
Ah, soy CHAYANNE (claro)

Anónimo dijo...

Jo, que bonito todo. No os importen todos esos avatares porque al final el resultado es lo que importa y el resultado según veo en las fotos es precioso. Qué envidia nos dais. Esta misma mañana quiero enseñarle las fotos de la prima a Belén para ver que dice, pero ayer cuando la bañaba ya me preguntaba que cuando venía la prima y yo le decía que pronto, que tita Ana y tito Paco ya habían llegado al gran cuarto y que ya la tenían con ellos; se puso muy contenta y hoy seguro que más al ver las fotos.
Cuanto me alegro por los cuatro, hoy descansad de ese gran viaje que os lo mereceis y porfa mandad fotos para todos los que estamos a este otro lado del mundo que ya os echamos de menos.
Besos a los cuatro de Belén, Pilar y míos.

Roberto dijo...

Por fin, ya tenéis a vuestra hija y a la hermanita con vosotros.Yo echaba cuentas y me decía ayer,(04/09) todavía no habrán visto a la pequeña Marina, pero vamos, por lo que contáis, fue "llegar y besar el santo". Os felicito, es preciosa y en la cuna se ve con una cara de espabilada que seguro que le va a hacer competencia a Carlos.
Por lo que veo, Paco seguía con los papeles, para no perder la costumbre.
Un beso a todos y saludos de la gente de por aquí.

Anónimo dijo...

Esa niña es preciosa espero que seáis una familia feliz siempre. Besos.

Anónimo dijo...

Felicidades de Guadal y Teresa.

Muchas gracias por hacernos participe de vuestras esperiencia a traves del blog

Unknown dijo...

Qué emocionante es todo y la niña es preciosa aunque sabemos todos que eso no es lo importante. Que seais muy felices con ella, ya estoy deseando darle un besote aqui en Cánovas. Suerte!

Carlete: Qué dos hermanitos mas guapos sois!