Visitas varias y un corte de pelo

Nihao, familiares, amigos y demás bichejos.

Esta noche he estado a punto de dejarme vencer por la pereza y no decir ni esta boca es mía, que no he dormido ningún día más de cuatro horas desde que salí de mi casa ("Santa Anita, Virgen y Mártir"... bueno, dejémolos sólo en mártir...).

Pero luego, al pensar en todos los mensajes que nos habéis enviado, tanto los conocidos, como otros que deben ser "noviembrines" o algún "despistao" que por pura casualidad o aburrimiento ha entrado en esta página, me he dicho "y cómo vas a dejar a tus lectores sin un nuevo capítulo de esta "on-line-novela" (palabro de nuevo cuño, con igual morfología que los términos "radionovela" y "telenovela"), porque, la verdad, el blog está teniendo más éxito del que nunca imaginamos y eso llena de sincero orgullo a mi maridito (a la sazón, padre de la "cibercriatura").

Total, que aquí estoy otra vez, con una nueva entrega de... "Aventuras y desventuras en Chongqing de dos cacereños y medio y un chupachús chino".

Al grano, que ya me estoy enrollando...

Hoy hemos ido de visita turística. Hago un inciso para contaros que estamos mejor que queremos: para los cuatro adultos que somos, más el enano (Carlete) y las dos pitufas, tenemos, a nuestra entera disposición, a dos guías, un chófer y un autobús enorme. La verdad es que tenemos que agradecer a ANDENI la buena organización del viaje, bueno, a ellos y a la "Agencia de la Mujer" que es quien realmente organiza nuestra estancia aquí.

Antes de seguir, y para amenizar el relato, os pongo una foto de mi "chupachús" (es que sólo tiene cabeza...), dormidita en su cuna antes de despertarse esta mañana. ¿A que tiene pose de actriz dramática?.

Pues eso, que nos hemos ido a ver el lugar donde se unen el Yangtze y el Jialing, los dos ríos que abrazan esta inmensa ciudad. Es curioso ver cómo las aguas de cada río son de un color muy diferente (el primero marrón y el segundo azul ¿o era al revés?) y cómo después incluso de unirse, se aprecia la mitad del caudal de cada color durante un trecho bastante largo.

Os cuento esto porque en la foto que os pongo a continuación no se aprecia, porque no se vé exactamente este punto de unión y porque la bruma de la que creo que os hablé en otra ocasión, hace que las fotos no salgan demasiado nítidas. Pero bueno, de cualquier modo, ahí están. Fijamos en el fondo (después de en mi preciosa niña, claro) y veréis parte de las montañas sobre las que se asienta la ciudad y que la rodean por entero, como si fuera un anillo.

(El tercero en discordia en esta foto es Félix; él y su mujer, Elba, son de Burgos y han venido también a por su niñita, Liam. Creo que ya los habéis visto en fotos anteriores, pero ya era hora de explicar un poquito quiénes son. Una pareja majísima, de verdad. Nos sentimos afortunados de compartir esta experiencia con ellos).

Hemos estado paseando por los alrededores de esta zona del río y nos han mostrado un parque precioso, que a los niños les ha encantado, porque tiene un montón de figuras representando motivos infantiles, personajes de cuentos y de películas de dibujos animados hechos con armazones metálicos forrados de telas de brillantes colores.

Después nos hemos trasladado en nuestro autobús "particular" hasta una zona peatonal, con centros comerciales y, cómo no..., muchos rascacielos. En la plaza central de esta zona se levanta el Monumento a la Liberación del Pueblo que conmemora la victoria de China sobre los japoneses en una de las últimas guerras (creo que se trata de la Segunda Guerra Mundial, pero no estoy segura, oye..., ¡y que no proteste nadie por la deficiente información eh, que para eso se consulta una enciclopedia y ya está, que aquí estamos a lo que estamos! He dicho.)

Por esta zona estaba el McDonalds donde hemos comido y del que os hablaba en la otra "entrada". Aclaro aquí lo de los servicios al estilo "tradicional chino" aunque más de uno ya se lo habrá imaginado. Son letrinas, como las que había en España en muchos sitios antiguamente (yo recuerdo, hace años, eso sí, algún bar de Cáceres, donde me he encontrado todavía ese siempre "sospechoso" agujero en el suelo y nada más...) Pues eso, que aquí es lo mismo y además cuando hay varios, no tienen puerta separando unos de otros, así que a mí no me busquen en uno de estos servicios, a menos que sea una urgencia muy muy requeteurgente. Agggg, no puedo evitarlo, me da mucho asco...

Bueno, bueno, corramos un tupido velo... y pasemos a la sección de modas. A continuación la próxima portada del Vogue infantil.

Y ahora, una preciosa pareja, luciendo modelitos, primavera-verano 2007...

Y ahora una servidora se va un momento a buscar un babero, que voy a poner perdidas las teclas del ordenador mirando estos hijos tan preciosos que tengo.

Después de estos "anuncios publicitarios", continuamos....


Si Paco no se sale con la suya de cortarle el pelo a la niña, le da algo... Así que esta tarde nos hemos ido a la peluquería. Otro numerito, claro...

Tengo que reconocer que a la niña le hacía casi tanta falta como un buen potaje de los que hace mi madre, ¡¡¡pero es que Paco quería raparla al cero!!! Al final nos ha dado pena, y sólo le hemos cortado esas greñas que tenía, y que por más que intentábamos peinarla, siempre quedaba estilo "hitler"(¿sabéis lo que quiero decir?).

Entenderse con los peluqueros no ha sido demasiado difícil, gracias a mi "superlibro" de conversaciones español-chino, que ya nos ha sacado de más de un apuro, y al universal lenguaje de la mímica, que al final siempre es lo que mejor funciona. Lo cierto es que han sido amabilísimos y que los 10 yuanes (1 €) que nos han cobrado, no paga ni la paciencia, ni el trabajo, ni las agujetas que mañana va a tener el "maestro" que ha estado todo el rato trabajando en cuclillas, porque la "cliente" no levantaba un palmo de la silla en que la han sentado.

La cosa empezó bien, Marina se quedaba muy quieta, aunque gimoteaba, y todo el personal de la peluquería colaboraba para mantenerla entretenida, pero al cabo de un rato ya empezó a llorar y a moverse, tanto que yo he visto peligrar más de dos veces sus orejas... (¡qué miedo he pasado...!). Al final "papaito Paco" ha tenido que cogerla en brazos para calmarla y que pudieran terminar de cortarle esos cuatro pelos que tiene. Afortunadamente las orejas siguen en su sitio, pero no por eso se merece menos la vuelta al ruedo el "maestro" porque os aseguro que la "faena" ha tenido mucho mérito.

Ahora está un poco pelona, y parece un niño, pero yo creo que le favorece el corte y espero que, a partir de ahora, el pelo le crezca mejor y más fuerte. Ya veremos...

Ahora sí que me voy a la camita, aunque sea sólo por un par de horas o tres. Estoy viendo por la ventana que llueve... Ya me lo decía el guía esta mañana, cuando en el río hemos visto muchísimas libélulas rojas, grandes como puños, que volaban casi rozándonos la cara: "cuando las libélulas vuelan bajo es que va a llovel plonto" y no se ha equivocado... ¡qué listos son estos chinos...!