Reproductor mp3

viernes, 13 de julio de 2007

De Ana para su pequeña Marina

Hoy hemos recogido la asignación y los informes médicos de nuestra niña. Han sido unos momentos cargados de emoción. Son más de las 4 de la madrugada y no puedo dormir. Le he escrito esta carta a mi hija y quiero compartirla con vosotros. 
 
"8 de mayo de 2006..., 8 de mayo de 2006...Durante todo el día he tratado, en vano, de rescatar de mi memoria qué hacía ese día en el que tú viste por primera vez la luz.
 
Me resulta extraño tener que hacerme esta pregunta. No es natural que yo, tu madre (porque así me siento), no estuviera a tu lado en el instante en que te asomaste al mundo.
 
Entonces recordé que no todos los hijos nacen de un vientre y que muchos se gestan sólo en el corazón. Fue allí, en mi corazón aún de niña, hace ya muchos años, donde tú empezaste a tomar forma. Cada vez que se me encogía el alma al pensar en niños que crecían solos, soñando con padres imaginarios que les envolvían cada noche en besos y espantaban monstruos con una simple caricia; cada vez que sentía la fuerza y el valor para hacer algo que cambiara eso; cada vez que me decía que aquello era posible, tú ibas creciendo y tomando cuerpo dentro de mí. 
 
Al final, tan grande y fuerte era tu presencia en mi interior, tan profundas se hundían tus raíces en mis entrañas, que supe que ya jamás te irías de mi lado.
 
Éste ha sido un embarazo duro, largo (demasiado) y un parto difícil y sin anestesia. Pero hoy mi corazón se ha abierto de par en par y, desgarrándolo entero, has salido tú, mi pequeña, mirándome directamente a los ojos a través de una imagen grabada en un papel.
 
Me sorprendo al pensar que hasta hace unas horas no tenías rostro, ni nombre y, sin embargo, siento que te conozco desde siempre, como si antes ya nos hubiéramos querido y abrazado. Cierro los ojos y veo tu cara, pequeña, redonda, como una luna, y escucho tu nombre ...MARINA... y lo huelo, y me sabe a olas, a espuma rizada, a espacio abierto, a lejos... Imagino ya todo lo que haremos a partir de ahora y sé que cada día, cuando estemos juntas, notarás una presencia. No tengas miedo nunca, mi niña, pues no será una sombra, sino la luz que siempre te acompañe. La luz que irradiará tu otra madre, quien hizo posible este milagro y que velará por ti siempre. También por mí, que tomo entre mis manos su testigo con una promesa: hacerte feliz cada día. Duerme tranquila, mi pequeña, que desde hoy miles de besos te arropan."

No hay comentarios: